Santa Pellaia: El puerto olvidado de Girona
Un tesoro escondido para los amantes del ciclismo
Girona es tierra de ciclistas. Montañas suaves, paisajes de postal y carreteras secundarias tranquilas han convertido a esta provincia catalana en un destino de culto para el ciclismo de carretera. Y sin embargo, entre puertos famosos como Els Àngels o Rocacorba, hay un nombre que raramente aparece en las guías, pero que debería estar en la agenda de todo amante de las dos ruedas: Santa Pellaia.
Un puerto modesto, pero inolvidable
Situado en el corazón de Les Gavarres, Santa Pellaia es un puerto de categoría humilde —nada de rampas imposibles ni altitudes extremas— pero con un encanto que va más allá de los números. Su ascenso desde Cassà de la Selva o desde Sant Sadurní de l’Heura ofrece pendientes constantes, curvas suaves y una tranquilidad absoluta, casi meditativa. Ideal para ritmos largos, entrenos constantes o simplemente para disfrutar del entorno natural.
Más que ciclismo: una experiencia
Subir a Santa Pellaia es también una inmersión en la naturaleza. Pinos, alcornoques, olor a tierra húmeda y el silencio roto solo por el cambio de marchas y el canto de los pájaros. En la cima, la pequeña iglesia románica que da nombre al puerto te espera como un premio silencioso.
No hay bares, ni tiendas de souvenirs, ni tráfico pesado. Solo tú, la bici y la carretera. Y eso, en estos tiempos, es un lujo.
¿Por qué está olvidado?
Tal vez porque no ofrece épica, sino paz. Tal vez porque su nombre no suena a reto, sino a refugio. Pero eso es precisamente lo que lo hace especial. Santa Pellaia no es un puerto para batir récords. Es un lugar para reconectar con el placer puro de pedalear.
Una invitación
Si estás en Girona y quieres descubrir un rincón auténtico, sin postureo ni aglomeraciones, te enseñaremos Santa Pellaia. Redescubre ese ciclismo que no busca likes, sino momentos.