La Transpirenaica en Bikepacking: La gran travesía que todo ciclista debería vivir
¿Te atreves con el reto más épico de los Pirineos?
Desde el mar Mediterráneo hasta el Cantábrico, cruzando la espina dorsal de los Pirineos, existe una ruta que no es solo un viaje: es una experiencia de transformación. Se llama la Transpirenaica, y recorrerla en modo bikepacking es probablemente una de las formas más auténticas, duras y emocionantes de vivirla.
¿Qué es la Transpirenaica?
La Transpirenaica es una travesía de este a oeste (o viceversa) que une Hondarribia (País Vasco) con Cap de Creus (Cataluña). Existen muchas variantes —por carretera, pista, senderos, GR11…—, pero todas tienen algo en común: te sumergen en la diversidad natural, cultural y climática de una cordillera única en Europa.
¿Y en bikepacking?
Olvídate del coche de apoyo, las maletas y los hoteles. El bikepacking es ciclismo autosuficiente. Llevas todo contigo: comida, ropa, herramientas, y quizás una tienda o un saco. Ligero, minimalista, y completamente inmerso en el entorno. Es libertad sobre dos ruedas.
La Transpirenaica en bikepacking es un reto físico, sí, pero también mental. Superar días de lluvia, calor, subidas interminables, pero también vivir atardeceres solitarios, desayunos en un mirador, baños en ríos helados y cenas bajo las estrellas. Esto es ciclismo con alma.
¿Por qué hacerla?
Diversidad de paisajes: desde los verdes valles del País Vasco a los collados áridos del Alt Empordà.
Cultura local: pueblos con historia, pastores, quesos, acentos diferentes en cada comarca.
Desconexión real: sin tráfico, sin wifi, solo tú, la bici y el camino.
Reto personal: superar más de 1.000 km y 20.000 metros de desnivel con tus propias fuerzas es algo que deja huella.
Ventajas de realizarla con nosotros:
Ruta bien planificada.
Empaca ligero pero con todo lo esencial.
Te acompañamos a lo largo de toda la aventura.
Únicamente preocupate de pedalear.
El final no importa tanto
Cuando llegas al mar —al Cantábrico o al Mediterráneo— algo ha cambiado. Has cruzado un sistema montañoso, sí. Pero también te has cruzado contigo mismo. Y eso, no se olvida.
La Costa Brava en Gravel: Guía práctica para descubrirla sobre dos ruedas
La Costa Brava no es solo sol y playa. Es también un paraíso para los amantes del gravel: caminos rurales, pistas forestales, senderos costeros y carreteras secundarias que conectan pueblos medievales, calas escondidas y paisajes espectaculares.
¿Por qué hacer gravel en la Costa Brava?
Variedad de terrenos: Pistas de grava ancha, senderos compactos, caminos agrícolas y tramos técnicos. Ideal para quien busca rutas mixtas sin perder fluidez.
Paisajes únicos: Desde acantilados frente al mar hasta bosques interiores, pasando por campos de olivos, viñedos y zonas montañosas.
Buena climatología: Se puede rodar prácticamente todo el año.
Conectividad: La red de caminos permite rutas circulares, travesías de varios días o entrenamientos cortos cerca de cualquier base.
Zonas clave para gravel
1. Empordà (Baix y Alt Empordà)
Caminos entre campos, pueblos medievales como Peratallada, Ullastret o Pals.
Baja dificultad técnica, ideal para rodar y disfrutar del entorno.
Buenas opciones gastronómicas y alojamientos bike-friendly.
2. Les Gavarres
Más montañoso, con subidas constantes, como Santa Pellaia o Els Metges.
Pistas forestales con poco tránsito.
Perfecto para rutas largas con desnivel acumulado.
3. Zona litoral (entre Palamós y Cadaqués)
Algunas pistas costeras permiten pedalear junto al mar.
Atención: algunos tramos pueden ser técnicos o compartidos con senderistas.
Buenas opciones para rutas lineales con transporte público de apoyo.
Rutas recomendadas
Ruta circular desde Palafrugell (40-60 km): combina bosque, caminos agrícolas y vistas al mar.
Travesía L'Escala – Cadaqués (etapas): pistas con vistas y paradas en pueblos costeros.
Clásica de Les Gavarres (70-100 km): para quienes buscan más desnivel y aventura interior
Consejos
Evita las horas centrales del día en verano.
Respeta zonas protegidas y señalizaciones.
Consulta el estado de las pistas tras lluvias fuertes.
Contacta con nosotros y descubre la Costa Brava de la mano de auténticos “locals”.
Santa Pellaia: El puerto olvidado de Girona
Todo empieza con una idea.
Un tesoro escondido para los amantes del ciclismo
Girona es tierra de ciclistas. Montañas suaves, paisajes de postal y carreteras secundarias tranquilas han convertido a esta provincia catalana en un destino de culto para el ciclismo de carretera. Y sin embargo, entre puertos famosos como Els Àngels o Rocacorba, hay un nombre que raramente aparece en las guías, pero que debería estar en la agenda de todo amante de las dos ruedas: Santa Pellaia.
Un puerto modesto, pero inolvidable
Situado en el corazón de Les Gavarres, Santa Pellaia es un puerto de categoría humilde —nada de rampas imposibles ni altitudes extremas— pero con un encanto que va más allá de los números. Su ascenso desde Cassà de la Selva o desde Sant Sadurní de l’Heura ofrece pendientes constantes, curvas suaves y una tranquilidad absoluta, casi meditativa. Ideal para ritmos largos, entrenos constantes o simplemente para disfrutar del entorno natural.
Más que ciclismo: una experiencia
Subir a Santa Pellaia es también una inmersión en la naturaleza. Pinos, alcornoques, olor a tierra húmeda y el silencio roto solo por el cambio de marchas y el canto de los pájaros. En la cima, la pequeña iglesia románica que da nombre al puerto te espera como un premio silencioso.
No hay bares, ni tiendas de souvenirs, ni tráfico pesado. Solo tú, la bici y la carretera. Y eso, en estos tiempos, es un lujo.
¿Por qué está olvidado?
Tal vez porque no ofrece épica, sino paz. Tal vez porque su nombre no suena a reto, sino a refugio. Pero eso es precisamente lo que lo hace especial. Santa Pellaia no es un puerto para batir récords. Es un lugar para reconectar con el placer puro de pedalear.
Una invitación
Si estás en Girona y quieres descubrir un rincón auténtico, sin postureo ni aglomeraciones, te enseñaremos Santa Pellaia. Redescubre ese ciclismo que no busca likes, sino momentos.